La historia del café: cómo llegó a Europa
Como todos los productos de vital importancia para la humanidad, el café tiene su propia leyenda, que narra en diferentes versiones su llegada al mundo y su primer consumo, que ha evolucionado a lo largo de la historia para ser hoy uno de los productos de origen agrícola de mayor importancia para las economías agrícolas, por la cantidad de toneladas que se exportan, y la cantidad de dinero que eso supone.
Desde el primer consumo de la historia, de dudosa aclaración, hasta el consumo tan habitual de hoy, donde la mayoría de personas lo toman, a todas horas y en diferentes contextos; ya sea en casa con el primer café para llenarse de energía; el café en la oficina a media mañana para hacer un parón en el trabajo; ya sea después de comer para mejorar la digestión de la comida, o bien cualquier acto social que gira entorno a una buena taza; el café es uno de los productos que se consumen en todo el mundo, independientemente de la cultura y la religión. No hay país en el mundo donde no conozcan el café y su consumo no esté más o menos expandido.
Primer consumo y expansión del café en Europa
Lo que sí parece común es el origen del café, que se dio por vez primera en Abisinia, Etiopía, a raíz de que un pastor, Kaldi, viera comportamientos extraños y llenos de vitalidad en sus cabras, tras consumir los granos rojos de la planta. Es entonces cuando lo empezó a consumir y ver sus efectos enérgicos, y llevó a un monasterio las plantas y frutos. Allí, el Abad lo cocinó y descubrió el intenso aroma del café tostado. Lo empezaron a consumir como bebida y esto les daba vitalidad y energía para mantenerse despiertos durante sus oraciones nocturnas.
Después se expandió a Yemen y posteriormente a Arabia, donde movidos por su mentalidad comerciante vieron la posibilidad económica que ofrecía el café y lo empezaron a exportar al exterior, siempre después de tostarlo para que no lo pudieran plantar en el exterior, y conservar así la hegemonía del grano de café arábico.
Los granos verdes de café llegaron por primera vez a Europa a través de Venecia, en el 1600, donde movidos por el delicioso aroma y sabor, además de sus efectos energéticos, se extendió su consumo por todo el país. En Venecia fue donde abrieron el primer café en Europa en 1645 y a partir de ahí, muchas otras ciudades europeas se sumaron a la moda del café.
A España llegó de la mano de la realeza con los Borbones, en el siglo XVIII, y a pesar de que llegó más tarde que a otros países de Europa, llegó a contar con una de las mejores materias primas gracias a las colonias americanas, que fueron un paraje ideal para el cultivo de este bien tan preciado.